jueves, 6 de octubre de 2011

NOTAS CRITICAS: "Light" - Teatro Grito

LOS ESTEREOTIPOS QUE NOS ATACAN A TODOS
Por: Aliya Ellenby – Alexia Loredo

¿Cómo ir vestida? ¿Cómo presentarse y dar los primeros pasos? Estas dudas, en el fondo son: ¿Cómo ser mujer? ¿Y hombre? Es difícil responder estas cuestiones, pero ella tiene el apoyo de una amiga y él está solo. Todos los personajes de la obra están solos, solterones, desesperados.

Y para buscar pareja, ser pareja, estos jóvenes “light” tienen a mano clichés y puros estereotipos. Pero entre los moldes ideales y el cuerpo real de ambos hay un abismo, anhelo, frustración, intentos de adecuarse a ellos. Y detrás de todo esto, el alma que tiene tan atrofiada la confianza que en muchos momentos parece que ni se atreverán a ir a la cita.

Los recursos en escenario tienen un concepto irónico, sencillo hasta la caricatura: vestidos de princesa en papel para ella. Para él la ropa no es tan importante, pero tiene una tarima desde la cual ser varón o al menos intentarlo.  

Es una obra atractiva, con buen uso del humor, y todavía más posibilidades en la actuación. Una se queda con la impresión de haber visto una historia de amor, de lucha débil y victoria ante “el malo” de la película: los estereotipos y miedos que están en el aire, están en la cultura, que nos atacan a todos.

SER FELIZ COMO EN LA TELE

Andrés Rodríguez R.

La trama de la obra cuenta las vicisitudes que dos mujeres y un hombre que deben vivir en una sociedad que les dicta cómo deben vestir y actuar, dificultando la cotidianidad y poniendo un alto precio a la imagen y estilo de vida en base a lo que la televisión muestra y ofrece para ser “feliz”. Los argumentos plantados en la sinopsis son interesantes y creativos, también lo es la puesta en escena que emula la programación televisiva -con pausas publicitarias incluidas-, dando a entender que la vida misma, si así se lo permite, puede convertirse en un circo mediático o una hipertrofia comercial.

Cuestiones como el vestuario, el juego con el audio simulando el zapping que se hace ante la televisión o el sonido ambiente de programas como Caso Cerrado y algunas telenovelas, le dan mucha vistosidad a la obra, permitiendo a los actores jugar con la espontaneidad e improvisación. Se parodia a la cultura new age, y el resultado de ella, que es la obtención de la felicidad a través de falsos productos que sólo venden la ilusión de inclusión y aceptación en una sociedad cada vez más exigente en cuanto a la apariencia de las personas. Lo anterior, y la idea en general, hubiera quedado mejor de haberse contado con actuaciones más creíbles, al menos en la parte femenina que no logra vender el “realismo” que en teoría pretende trasmitir la obra, que en ocasiones torna muy plana y estática la supuesta “ingenuidad” del sexo femenino frente a las situaciones que le aquejan.

La actuación más rescatable proviene del único varón de la obra, y que curiosamente también ejerce de director, logrando ser versátil, animado y cómico a momentos. La obra puede tornarse algo repetitiva en los tramos finales, y la idea o concepto que se maneja respecto a las inquietudes, el imaginario y los deseos, entre otras variables, tanto del sexo femenino como masculino, quizás necesiten de alguna actualización a tiempos y argumentos más actuales.